Actualmente la población mundial estimada es de 7.700 millones de habitantes. Se prevé que en 2030 seamos 8.500 millones, en 2050 unos 9.700 millones y en el año 2100 alcanzaríamos los 10.900 millones.
Teniendo en cuenta que las extensiones de terreno, las materias primas y la capacidad regenerativa de la tierra son finitas, si añadimos las consecuencias del cambio climático, el reto está servido.
Son muchas las ideas y acciones que se están llevando a cabo para intentar abastecer a la población mundial actual y futura. Partiendo de la premisa que actualmente desechamos 1/3 de todos los alimentos mundialmente producidos, parece obvio que la primera acción a llevar a cabo es la optimización de la producción y el uso responsable de los alimentos que producimos. Es cuanto menos interesante ver como casi la mitad de la población sufre o sufrirá enfermedades crónicas a consecuente de la obesidad provocada por un exceso de alimentación y consumo de productos no saludables; y como casi el mismo porcentaje padece desnutrición aguda, lo cual causa la muerte de 8.500 niños al día.
También existe la reserva mundial de semillas situada en Noruega donde se conservan 930.000 semillas y más de 4.000 especies de plantas. Sin embargo, la Bóveda del fin del mundo estaría también en peligro por el calentamiento global. El permafrost que podría conservar las semillas congeladas incluso en caso de ausencia de energía está empezando a descongelarse dadas las altas temperaturas registradas recientemente.
Otra alternativa, más tecnológica, parecen ser los alimentos generados directamente en laboratorio con impresoras 3D. Una forma de paliar las necesidades de la población mundial y, además, luchar contra el cambio climático. Sin embargo, si bien es cierto que esta industria está en auge, aún se halla en las fases iniciales.
Asimismo, últimamente se ha estado hablando de los cultivos como la hidroponia. Ésta parece ser un sistema bastante útil para el cultivo dentro de las propias ciudades, las cuales son elementos clave dado el reto demográfico que supone la superpoblación en las mismas. Debemos tener en cuenta que, actualmente, no se produce nada que sirva para la vida humana en las grandes urbes mundiales, todo viene de fuera.
¿QUÉ ES LA HIDROPONIA?
La hidroponia es un sistema de cultivo que no requiere de tierra y que reduce a mínimos las necesidades de agua y fertilizantes. Se trata de un circuito cerrado de tuberías por las que circula el agua con los nutrientes necesarios para el cultivo de los alimentos.
Las plantas están sobre su propia raíz y reciben los nutrientes mediante un sistema de goteo, por lo que el agua excedente siempre circula, no se desperdicia. Asimismo, no es necesaria la tierra y, por tanto, tampoco extensiones de terreno, algo realmente importante para producir alimentos en un entorno urbano.
Además este tipo de cultivos permitiría limitar la pérdida de biodiversidad terrestre ya que no se necesitarían grandes extensiones de terreno agrícola para monocultivos.
También se producen algas para biocombustible, limitando los combustibles abrasivos, además de ampliar nuestras reservas de agua dulce ya que reduce mucho las necesidades hídricas para dichos cultivos generando así más estabilidad en los terrenos áridos.
Los inconvenientes actuales parecen ser las necesidades de energía ya que pueden incorporar sistemas de moderación del aire o la adecuación de la luz con lámparas led. Sin embargo, esto pasa cuando queremos tener verduras fuera de la estación concreta, es decir, las mismas cantidades de los mismos alimentos durante todo el año.
Adecuando nuestra cesta de la compra a las verduras de temporada y, por tanto, haciendo un consumo responsable, los cultivos hidropónicos podrían minimizar sus necesidades energéticas y adecuarse a la luz plenamente solar. De esta forma se convertirían, en una solución sostenible para asegurar la alimentación de toda la población mundial.